domingo, 5 de junio de 2011

Capitulo 1 - Home is where the heart is.


Mi nombre es… No me acuerdo. Solo sé que la música hace que mis oídos piten y me haga sentir mareada. He bebido demasiado, pero supongo que no me importa. Beber no te aleja de las penas, pero te las hace ver de otra manera. Por eso ahora mismo salto, canto y sigo bebiendo con mis amigas. Vivo en un pueblo a las afueras de Madrid, el cual ahora está en fiestas. Septiembre. Después tocara hacer 1º de bachillerato, pero por suerte, o por el otro lado, desafortunadamente, no lo hago aquí. Mañana cojo un vuelo a Londres. Voy a cursar mis dos siguientes años allí. Me siento eufórica, tengo que admitirlo, pero no quiero irme y dejar mi vida aquí. Estoy viendo como Alba cae al suelo del pedo que lleva y como Marina e enfada con ella. Silvia, Laura y Elena bailan y ríen con sus cubatas en la mano, mientras Natalia y Andrea se abrazan sonriendo felizmente. Fani está alejada de nosotras con su novio, y Noelia anda de un lado a otro, ahora no la localizo. Ainoa está a mi lado agarrándome, o creo que me caeré al suelo. Me faltan Alejandra, Carol y Andre. Creo que se quedaban juntas a dormir y se han ido ya. Voy a mirar mi reloj. Son las 6 de la mañana y no puedo ni caminar sola. Mi avión sale afortunadamente a las 6 de la tarde, asique creo que podre dormir algo hasta entonces. Le pido a Ainoa y a Fani y su novio, Alex, que me acompañen a mi casa, no creo que pueda llegar por mi sola. Aceptan, aunque ellos tampoco van como para tirar cohetes.

Me han dejado en el portal pidiéndome que tenga cuidado al subir las escaleras. Les he prometido que lo tendría, aunque sé que me caeré.
Vivo en un segundo y llego a la cima después de estar 15 minutos intentando subir. Saco las llaves de mi bolsillo y con mucho cuidado de no hacer ruido abro la puerta. Hay silencio por lo que me imagino que mis padres estarán durmiendo. Paso a mi habitación y sin más me hecho en la cama. No me apetece tener que desnudarme y volverme a vestir con el pijama. Tan solo me quito los zapatos y cierro los ojos, esperando no tener dolor de cabeza en cuanto los vuelva a abrir.

Mi madre nombraba mi nombre a voces desde el salón.

Mama: ¡Despierta! Son las 2 de la tarde y tienes que terminar de preparar tus cosas. ¡Patt! Levanta.

Pues ese debía ser mi nombre. En realidad es Patricia, pero me gusta que me llamen así. Me levanto sin mucho ánimo y paso al baño. Me miro en el espejo y pienso que es la última vez que tengo esa vista hasta dentro de mucho tiempo. Tengo pensado volver el verano que viene, pero no sé qué hare. Me lavo la cara y salgo yendo a por algo de comer.

Mama: ¿Tienes ropa suficiente? ¿Las tarjetas de crédito? ¿El dinero? ¿Lo tienes todo?

Yo: Mama, no me preguntes más, me duele la cabeza. Lo tengo todo tranquila.

Mama: Bueno, de todas maneras voy a mirar.

Yo: Mama…

Mama: Vale, vale. Confió en ti.

Me dedica una bonita sonrisa que refleja lo mil veces más nerviosa que esta que yo. Esto va a ser muy duro para todos, pero quiero aprender inglés y sacarme una buena carrera. Además, Londres es uno de los lugares que más me gustan del mundo. Un cambio de aires a una de las mejores ciudades del mundo no me viene mal. Voy a mi habitación y recojo las ultimas cosas dejándolas en la entrada para que mi padre las baje al coche.
Paso al baño a ducharme y vestirme. Cuando termino me hago una coleta y me aliso el flequillo. Me pinto la raya y me pongo un poco de maquillaje para que no se me note tanto las ojeras que llevo. Cuando salgo, mi padre ya ha bajado todas mis cosas. Solo me falta coger mi bolso de mano en el que llevo el móvil, mi iPod, unos clínex, que creo que me van a hacer mucha falta y los pasajes de avión con el DNI.

Mama: Vamos, ya es la hora.

La miro y asiento con dificultad. Hecho un último vistazo a mi habitación ya casi vacía y trago saliva. Me doy la vuelta y cierro la puerta dejando mi vida ahí dentro.

Cuando bajo me encuentro a mis amigas. Todas están allí con caras flipantes.

Mama: Dame el bolso, te esperamos en el coche, pero no tardes.

Vuelvo a asentir sin decir una sola palabra. Las miro. Ainoa, Marina y Natalia ya están llorando. El resto hacen un duro intento por no hacerlo. Y yo me incluyo en ese grupo.

Yo: Chicas, nos vamos a volver a ver pronto. Os lo prometo.

Alba: Haz web chat todos los días para verte y que nos cuentes como es Londres y lo bien que te lo vas a pasar allí – Poco a poco su voz se iba quebrando.

Yo: Ajam, lo hare, os lo prometo.

Marina se abalanza a abrazarme.

Marina: No-o t-e ol-vi-i-de-s de no-s-o-tra-as.

Ahora no puedo contenerme y lloro.

Yo: Jamás lo haría.

Me separo de ella y veo al resto. Todas, sin excepción de ninguna están llorando. Están llorando porque me voy. Son las mejores amigas del mundo. JAMAS me podría olvidar de ellas y todo lo que han hecho por mí.

Mama: (Desde el coche) ¡Patt! Nos vamos ya.

Intento coger aire y tranquilizarme para poder decirlas unas últimas palabras.

Yo: Yo… Yo… Chicas, os quiero mucho. No sé qué voy a hacer en Londres sin vosotras. El que iba a ser nuestro sueño, todas en Londres, y me dejáis plantada.

Reímos al comentario.

Yo: Eso es con lo que me quiero quedar, con vuestra sonrisa. Os mandare cartas, os llamare, hare web chat por las calles de Londres si hace falta. Vuelvo el año que viene, asique no os preocupéis, nos vemos pronto.

Todas me miran y viene a abrazarme como pueden. Nos separamos y una a una se despide a su manera. Lloro y lloro, es algo que no puedo evitar. Ninguna lo hacemos.
Llega la última, que es Natalia. “Esto no va a ser lo mismo sin ti guitarrista. Acuérdate de nosotras estaremos donde tu estés. Te queremos”
Las lágrimas no cesan de caer por mis mejillas, pero hago un último intento de sonreír. Empiezo a andar hacia el coche donde me esperan mis padres dándome la vuelta cada dos pasos. Se abrazan entre ellas y siguen llorando. Miro a Ainoa, que me dedica una última sonrisa. Se la devuelvo y me monto en el coche. Me asomo por la ventana y las miro hasta que la fachada del siguiente edificio me quita la visión.

Llegamos al aeropuerto. Estoy algo más tranquila, pero ahora me queda despedirme de mis padres.
Facturo todas las maletas que llevo, y voy a sentarme junto a ellos a un banco a esperar a que llamen a los pasajeros de mi avión a embarcar. No me apetece hablar, y mis padres lo saben, asique no me fuerzan a hacerlo.
Mi número de vuelo está siendo anunciado por megafonía. Me levanto y sigo a mis padres hasta el puente aéreo. Es la hora de despedirme de ellos.

Mama: Cuídate. Y ten el móvil al lado, te llamaremos todos los días.

Yo: Mama, es mucho dinero.

Mama: Me da igual – acto seguido se pone a llorar.

Yo: Mama…

Nos abrazamos. No la puedo ver así. No puedo ver a mi madre llorar por absolutamente nada, y menos por mí. Se me rompe el alma al verla. Mi padre, está siendo fuerte y pretende no llorar. Voy a abrazarle y siento como lleva su mano a sus ojos para apartar de allí esas lagrimas que piden salir.

Yo: Papa, te quiero.

Papa: Pásalo bien cariño. Y aprueba todas. ¿Me has oído?

Yo: Si – Le sonrió con la mejor de mis sonrisas.

Un último abrazo entre los tres y un último te quiero. Llorando como si se me fuera la vida en ello entro dentro. Doy mi pasaporte y mi pasaje de vuelo. El guardia intenta transmitirme tranquilidad, y yo le contesto con una sonrisa de medio lado. Voy hacia mi sitio en el avión y por suerte es ventanilla. Miro a fuera y me pongo mis cascos, sumergida en mis pensamientos, que vuelven a hacer que las lágrimas vuelvan a caer.
Siento como el avión se mueve, lo que quiere decir que empieza mi nueva vida.

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